El cabello recogido, enfundada en chaqueta y faldas...
-Cuando sales al mundo mujer... cuando muy temprano
sales de ti y abres la puerta de tu apartamento, subes
al carro, enciendes un cigarrillo y por esa serpenteante
carretera guías hasta el colegio de tu hija, y luego de
apurar un café de máquina y otro cigarrillo, entre colas
y semáforos por el retrovisor vas coloreando tus labios
rumbo a la oficina... siento que olvidas por un instante,
el universo de nueces que en la cocina de tu hogar se
sueñan almendras, que olvidas tu silencio de talco que por
las noches en la intimidad de tu alcoba sobre la confidente
almohada se siente rocío... Cuando sales de ti mujer, siento
que olvidas aquel duende de paso que murió por tu mirar y
no lo dijo, aquel árbol que te pensó su flor y se hizo viento...
-Cuando sales al mundo mujer, con tus pupilas de niebla,
siento que te olvidas de las tardes de Bahía Blanca en las
canas de tu cálida y santa madre, y de aquella muñeca que
en las siestas de niña acurrucabas contra el anís de tus
mejillas...
-Cuando sales al mundo mujer..., si! cuando sales al mundo
enfundada en chaqueta y faldas con tu compromiso a cuestas,
siento que para no naufragar olvidas por un momento
tus tesoros más profundos, tiernos y dulces...
-Cuando sales al mundo mujer, enfundada en ese aire profesional y
abres la puerta..., yo sólo quedo en la distancia, expectante, callado,
como un duende de paso bajo el árbol sin flor, esperando que algún
fin de semana vuelvas..., que vuelvas despreocupada, de franela
y jean, con el pelo suelto y ese manso brillo de sol en tu sonrisa...
jcp
Caracas, 2016