Hombres de ley (1988)
Con el objetivo de pasar un buen rato con su amigo,
Diego (Carlos Weber) invita a Victorio Romano (Federico Luppi)
a compartir un fin de semana en su quinta. El sábado por la noche,
Diego cree que dos hombres van a asaltar la casa y, presa del pánico
porque en la vivienda están su mujer y sus hijas pequeñas, dispara
desde su ventana. Al rato descubre que los intrusos eran menores
desarmados y que asesinó a uno de ellos de un tiro por la espalda.
El dilema moral se plantea cuando Salinas (Fernando Llosa), un
martillero amigo de la familia, y un policía (Miguel Cavia) le
sugieren plantarle un arma al menor fallecido para argumentar
“legítima defensa”.