Escuela, esquina, amigos, novias, parque, potrero,
boliches, tablado, murga, medio tanque y tamboril...
Rompen las olas contra el murallón y por el repecho
de Gutiérrez trepa el viento sur con el rugido de
goooool y el silbato de un tren...
Donde se fueron los gorriones pardos de mi barrio,
donde están aquellas caras y manos vecinas..., donde
aquellos afectivos encuentros que sobre esas veredas
de cálidos febreros con zaguanes abiertos, fragantes
jazmines y sillas afuera, forjaron nuestra infancia
y juventud...
En la avalancha del tiempo se nos desvaneció la poesía,
sólo quedan nostálgicas imágenes con la Bahía Montevideana
y el puerto allí enfrente... como únicos y mudos testigos
de que una vez bajo ese cielo capurrense y sobre sus veredas,
fuimos lo que fuimos... un bello y melancólico recuerdo sin
retorno, anidado para siempre en lo más profundo del corazón.
"Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la
vida y entonces comprende como están de ausentes las
cosas queridas"...
jcp
Caracas, 2016
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