Y yo te esperaba apoyado en la barra
del bar, con todas las ansias del tipo
enamorado..., girando el hielo en el
vaso de whisky, fumando un cigarro,
haciéndome el superado ante las miradas
de los demás, pero por dentro mi corazón
latiendo a más no poder... Y vos llegabas
igual que la luna llena cuando se posa sobre
las montañas... luminosa, sonriente, bella,
asomándote por sobre toda la gente...,
buscándome con ese embrujo embriagador
de tus ojos moros...
En ese fecundo y cálido instante, no necesitaba
más que la caricia de tu mirada para saber que mi
vida te pertenecía, que mi mundo sólo eras vos!!!
jcp
Caracas, 2016
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