Viendo pasar la eternidad -prisionero- detrás del
ventanal del viejo bar, la levedad de las hojas de
los plátanos en otoño danzan un melancólico blues
sobre el adoquinado del Boulevard... A contra luz
de la luna llena, sentado en el cordón de la vereda
el Negro Sam mata su frio de ausencias y algodón en
la botella de ron... guitarra y una lágrima ancestral
en la garganta recuerdan amores, amigos y penas que
se quedaron en los algodonales allá en Nueva Orleans...
Toca y canta con el alma Che! Negro Sam!!, no dejes
de tocar! no dejes de cantar! que aquí tengo mas ron,
comparto contigo compañero de domingo, calle y pesar,
tiñe con tu nostálgico blues de algodón el nocturno
aire de su ausencia que hoy es mi dolor...
Dentro mío todo te nombra..., te sueño despierto tras
el empañado ventanal, que da al Boulevard... te sueño
entre sábanas destendidas, besos, caricias y suspiros
que me quedaron por dar. Sabes caraqueña? no me canso
de extrañarte..., la poesía de tu encanto es toda mi
alegría, el aire que respiro, mi esperanza total y en
el conjuro del hechizo sos mi arma secreta cargada de
futuro... Mientras un descordado reloj que hizo el
tiempo y murió me marca las horas vacías del "no estas",
recordando tu dulce y trigueño rostro mis dedos
anhelantes dibujan tu nombre en el empañado cristal.
Enfrente a contra luz de la luna, sentado en el cordón
del Boulevard entre sueños rotos, el Negro Sam empina
mi botella de ron y el melancólico blues de la guitarra
con lágrimas de algodón en su garganta se derrama entre
hojas de plátano y gastados adoquines embriagando mis
cuitas de amor...
Tierna caraqueña, llama invisible y ardiente en mi vida,
por quererte como te quiero y adorarte sin medida te
reinventé en el calendario de mis días, y en el abismo de
esa fantasía me he perdido... Estas tan lejos y tan adentro
como el lamento de ese blues que está sonando, tan lejos y
tan adentro como ahora que te estoy pensando..., como ahora
que con alma, corazón y vida te estoy buscando. Mujer amiga,
compañera y amante te quiero hasta el gris dolor de la soledad
que se arrastra por mis venas. En este loco sentir aunque mis
manos lejos de tus manos están y mis ojos no puedan desmayarse
en tu mirar de azúcar morena, nada ni nadie te reemplaza, soy
tuyo sin condición ni mesura..., como ese viejo blues que suena
atravesando el tiempo y trepándose a la melancolía..., me
consumo de pasión y ternura, por quedarme a vivir en la memoria
de tu piel y de tu corazón... viscerales antojos de mi otoñal
utopía.
Viendo pasar la eternidad -prisionero- detrás del ventanal
del viejo bar, la levedad de las hojas de los plátanos en
otoño danzan un melancólico blues sobre el gastado adoquinado
del Boulevard y entre ellas rodando -despiadada y perpetua
fortuna- mis esperanzas por tu querer caraqueña están agonizando.
"Toma de mi ron Che! Negro Sam!... yo no la puedo olvidar, toma
de mi ron no se si ella me pensará, toma de mi ron y no pares
ese blues de sonar..., canta Che! Negro Sam!... canta con el
alma tu pena de algodón que este domingo embriaga mi pesar..."
jcp
Caracas, 05/10/2014
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