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Un sábado más..., por las piernas de Laura de Azul (Secreto compartido)

Actualizado: 22 ago 2021


Nos conocimos una noche de febrero comprando choripanes y cerveza entre

el humo de un medio tanque y el "rataplan chin chin" de una murga porteña allá, en el carnaval de Gualeguaychú...


Bastó una furtiva y relampagueante mirada mientras le ofrecía el chimichurri en el improvisado mostrador... e ipso facto nos juntamos en cuerpo y alma... El desfile terminó y amanecimos como dos pajaritos tomados de la mano, contándonos historias de corazón..., sentados en el muro de la plaza, mientras el pueblo desperezándose amanecía con las vecinas guiñándonos un ojo barriendo las veredas


Toda ella era un sueño, un femenino y sensual sueño, pero sus piernas..., sus piernas tenían un encanto especial que hacían volar mi imaginación...


Desde aquel instante fecundo de pasión y ternura durante cinco años sin faltas, yo cruzaba en mi Fiat Siena cada viernes la tarde-noche de Buenos Aires, recorriendo 300 kms desde Villa Crespo hasta su ciudad natal... Azul


Al llegar a la pensión encontraba todo lo que en ese momento esperaba de la vida: paz, cálida compañía, abrazos, besos, amor y fantasía... Ella también cada viernes me esperaba, inquieta, con su mirada dulce, cómplice y oferente sentada en la escalera, sin preguntas y sus piernas... siempre sus bellas piernas que asomaban invitándome a soñar un fin de semana de piel, licor, tabaco, sonrisas mientras girando un vinilo de Fausto Papetti envolvería el célebre momento...


Por las piernas de Laura yo podía edificar y sostener toda la ilusión de mis sueños, revelar osadas y pícaras fantasías..., entre ellas, conocer sin pudor sus más íntimos secretos mientras escuchaba susurrar mi nombre en sus labios, entonces sintiéndome inmortal me dejaba perder en la eternidad de su tierna y ardiente humanidad.


Los domingos a la noche retorno a Buenos Aires y volver a esperar...


Tal vez vos ya me olvidaste..., yo lejos por otros senderos esta noche de sábado, en la alquimia de una copa de licor sobre el mostrador te he pensado, y en ese sentimental devaneo todo lo que espero de la vida es saber que será de ti, entonces abrir una puerta en el aire del tiempo que no fue escrito, encontrarte y sentarme muy juntito a vos en aquella escalera de la pensión que cobijó nuestro ardiente idilio, para confesarte que tengo abierta una herida, que el tiempo y los caminos de la vida no han logrado cerrarme...


"Lo que sucede no tendría poesía ni pasión en en la distancia del calendario, sin la fragancia de su recuerdo... Aquel implícito devaneo

de pasión, ternura y verbo sin tiempo, con un tango en el ojal retoña a mansalva un sábado más a mi pensamiento"


jcp

Caracas, 2016



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