top of page

Actualizado: 25 dic 2022



Es Noche Buena, una más, y en un rato Navidad. Están por cerrar el bar y voy cruzando el umbral de la noche sin destino, otra más... No me importa quien sos, que haces, o como te llames, en el frío mapa de mi soledad nutrida de ausencias presiento la tuya.


Entrechocaré mi copa doliente y vacía en la nada si vos esta noche a mi lado no estás... Dos corazones y un mismo latido de ausencia..., yo aquí, vos allá y en el medio esta inmensa soledad que nos atraviesa el alma.


Mírame porfa! mírame pronto! antes que en un descuido del destino me vuelva otro y entonces el milagro del encuentro, el bello milagro de nuestros solitarios corazones latiendo juntos dentro del infinito universo, reconociéndose en el mismo sentimiento se esfumará...


Mírame porfa! esta noche con mis simples y cotidianas cosas quiero alegrar tu sombra y que con las tuyas alegres la mía, y si acaso ellas se hacen el amor, reinventarme contigo por un instante la vida...


Mírame!... Todo pasa y se aleja de nosotros muy rápido...


Mírame! quiero descubrir contigo en lo mas hondo del ser, el mágico y cálido misterio de la Navidad, y después aunque decidas irte, atesorar ese bello milagro de amor con tu sensual y femenina imagen prendida a mi alma como una fragante flor...


Pero Mírame! aunque sea un tantito así! y si me dejas, te prometo que....


jcp

Diciembre 24



Su andar de gacela, su sensual taconear doblando la esquina del bar, su sonrisa

repartiendo estrellas a los Saltimbanquis del barrio... Me miraba y el sol, la luna y la brisa sobraban... Amor de fango, amor silvestre..., tierna alegría... Mientras tanto todo era tan bueno... todo era tan simple!...


La amé por la rambla desierta, en aquellas crudas tardes invernales, con el viento sur cruzando desde la bahía y las olas rompiendo contra el murallón... En ese destemplado paisaje, nuestra sensación térmica era la locura del amor, mientras las gaviotas planeaban sobre las olas y el maquinista del lento tren carguero nos pitaba y se reía...

La amé cuando el saco no me alcanzaba para abrigar sus sueños, ni para el maní con chocolate y mucho menos para una entrada al cine Capurro..., salvo cuando el "petizo" Benze me hacía un guiño y en el intervalo de contraseñas nos colábamos en la matinée... La amé cuando iba al almacén del armenio Vartán a comprar con libreta, y al dar vuelta la esquina por Coraceros para abajo, yo salía detrás del árbol y cruzaba la calle corriendo a robar los pájaros de sus labios carnosos... La amé a media luz en aquel pasaje de adoquines con transparentes cómplices, mientras la luna cuchicheaba en su pelo un cuento con fragancia de jazmines y glicinas... La amé en primavera sentados en las escalinatas del parque donde charlábamos con palabras sencillas y tiernas bajo los tibios rayos del sol, y entre los colores de las mariposas descubríamos los placeres del amor... La amé a escondidas de su padre que era albañil, y cuando mis manos buscaron las faldas, supe que todo el ardiente febrero estaba escondido en sus muslos... La amé cuando la lluvia caía sobre aquel galpón de cinc en la carpintería del ruso y yo la miraba dormir mientras dibujaba remolinos en su melena azabache...


Suspiraba, era hondamente mía... Que me quieres!! que te quiero!! ... que siempre seremos!!... Amor de fango, amor silvestre, tierna alegría..., todo era tan bueno... todo era tan simple!...


Después..., después por las calles del olvido corriendole un telón al corazón, vino la vida

con su tango de púrpuras y grises... Adiós castillo de barajas, el viento sur de la bahía se lo llevó...


Hoy después de tanto tiempo volví al lugar que me esperabas... Llueve!... todo está cambiado, el parque lo han cortado, la rambla señalizada, el bar cerrado, hay otras caras, muros extraños y alumbrado... pero nadie, nadie que me diga donde estas... si vives aún...


Llueve!..., para bien o para mal, desde que me fui

de aquel lugar llevo amarrado en mi andar un

susurro de barrio...


jcp

Caracas, 2016




No es ternura lo grandioso, lo que sobresale y resalta..., sino el escondite...,

el beso..., una sonrisa, la insinuación,


el abrazo, una flor... el abrigo, tu nombre titilando en mi celular, el café de la

mañana en tu compañía..., el detalle de tu mano para cruzar aferrándose a la mía...


No es ternura lo grandioso, lo que sobresale y resalta..., sino lo simple y espontáneo

de tus cosas conversando con las mías.


No es ternura lo grandioso, lo que sobresale y resalta...


Ternura es el embrujo de tu mirada brillando en mi sentir,

entibiandome los días...



jcp

Caracas, 2016



bottom of page